Con las mayores reservas del país, la provincia puede formar parte de un mercado en crecimiento. Estos minerales son esenciales para autos eléctricos, turbinas eólicas y dispositivos electrónicos.
La Puna salteña ya está en el mapa global de los denominados minerales críticos y estratégicos por sus reservas de litio, con tres minas en producción de este metal clave para las baterías; también por el cobre, con la inmensa potencialidad del yacimiento cuprífero Taca Taca. Ese protagonismo, en un mundo que cada vez necesita más de estos elementos para las nuevas tecnologías, puede incrementarse exponencialmente si se observa la riqueza que ofrece la geología de estas latitudes en tierras raras, utilizadas en prácticamente todo lo que nos rodea: desde celulares, parlantes y televisores hasta los cada vez más frecuentes autos eléctricos.
La centralidad de las tierras raras es tan marcada que alcanza dimensiones geopolíticas en el marco de la guerra comercial y tecnológica entre Estados Unidos y China. Ambos países ya tienen inversiones mineras en el norte argentino, lo que posiciona a la región en una trama de intereses estratégicos a nivel mundial.
Salta cuenta con los mayores recursos identificados de tierras raras del país, de acuerdo a un trabajo de investigación publicado en 2022 por el geólogo Eduardo Zappettini en el Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar).
De los 19 depósitos identificados de tierras raras en Argentina, 9 están ubicados en Salta. Las áreas relevadas son Rangel, El Ucu, Platería Sur, Platería Norte, La Barba, La Aurelia, Curaca, Estrella de Oriente y Churqui Pampa.
El científico estableció que, a partir de la información disponible, los recursos identificados en el país alcanzan al menos las 190.395 toneladas de elementos de tierras raras (ETR), de los cuales 34.337 toneladas se localizan en Salta.
Los elementos de tierras raras conforman un grupo de 17 metales: los 15 lantánidos más el escandio y el itrio. Son insustituibles en múltiples aplicaciones: imanes permanentes de turbinas eólicas, motores de autos eléctricos, dispositivos electrónicos, fibra óptica, resonancias magnéticas, láseres, equipos de defensa y hasta en catalizadores de petróleo.
Si bien son más abundantes en la corteza terrestre que otros metales, aparecen dispersos y en concentraciones muy bajas. Por eso, solo ciertos depósitos —como carbonatitas, rocas alcalinas o arcillas— resultan viables para su explotación.
El distrito en ETR más importante en la provincia es el Rangel, que también abarca Jujuy. Los cuerpos mineralizados del distrito se emplazan en la Sierra de Cobres, desde la latitud del río de la Burras al norte hasta
la localidad de Cobres al sur predominantemente en territorio salteño, donde se ubican cuerpos como Isis, Osiris, Ra, La Aurelia y Estrella de Oriente. Allí se estiman recursos por unas 35.000 toneladas de ETR+itrio y 25.000 toneladas de torio, además de circonio, niobio, uranio y oro en algunos sectores.
El inventario de Zappettini describe también mineralizaciones menores en Churqui Pampa (50 t de ETR+itrio y 30 t de torio) y en La Novedad y Volcán (Jujuy), con concentraciones más reducidas.
Estos depósitos, en muchos casos asociados a radioelementos como torio y uranio, requieren estudios de factibilidad técnica y ambiental antes de proyectar una explotación a escala industrial.

En el país, la única producción registrada de tierras raras corresponde a la mina Teodesia (Valle Fértil, San Juan), que entre 1954 y 1956 recuperó apenas 1.010 kilos de monacita. Desde entonces no hubo desarrollos industriales, aunque en la actualidad hay empresas mantienen concesiones en Salta y Jujuy.
También la Comisión Nacional de Energía Atómica realizó estudios en busca de minerales de torio y otras sustancias radiactivas asociadas con Tierras Raras en distintos lugares del norte argentino.
El uso de tierras raras creció 4.500% entre 1960 y 2024, y la Agencia Internacional de Energía estima que la demanda puede aumentar entre tres y siete veces hacia 2040, según el avance de autos eléctricos y turbinas eólicas.
China controla el 36,7% de las reservas globales, mientras Brasil y Vietnam juntos concentran el 18,3%. Luego se ubican Rusia (10%) e India (5,8%). El resto del 10,9% se distribuye en otros países.
Pero más determinante que las reservas es el dominio chino en la cadena de valor: concentra el 60% de la extracción mundial y el 85% del procesamiento. Su mina más grande, Baiyun Obo, en Mongolia Interior, aporta casi la mitad de la producción global, según datos de la NASA.
Según estimaciones de publicaciones especializadas, el mercado mundial de ETR fue valuado en 2.000 millones de dólares en 2020 y podría superar los 12.000 millones en 2030, con un crecimiento promedio del 16% anual.
La publicación detallada de Eduardo Zappettini , publicada en el Reposito SEGEMAR, en el siguiente link
Con información de El Tribuno